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lunes, 15 de diciembre de 2008

Literatura en línea: una aproximación al contexto chileno


A finales de la década y con la llegada de los noventa, la idea comenzaba a ser acariciada, pero únicamente por algunos visionarios “webmasters” del contexto universitario cercanos a facultades con acceso a determinados procesos o arquitecturas tecnológicas a nivel de redes de datos y telecomunicaciones...



Vilipendiada en un primer momento durante la década de los 80; mirada con desprecio e indiferencia en el mejor de los casos; masticada -mas no tragada-, la afuerina y peregrina idea de trasvasijar el texto literario desde el papel a un formato digital aún no probado era, por lo menos, digno de ser investigado por la inquisición o algún correlato más actual. En este contexto entonces, salvo las siempre existentes honrosas excepciones, ni hablar de la transitiva relación entre ciberespacio y literatura, simplemente no era tema, ni resistía análisis su inserción en el contexto literario de ese momento.

A finales de la década y con la llegada de los noventa, la idea comenzaba a ser acariciada, pero únicamente por algunos visionarios “webmasters” del contexto universitario cercanos a facultades con acceso a determinados procesos o arquitecturas tecnológicas a nivel de redes de datos y telecomunicaciones, como laboratorios de computación u oficinas de docentes y administrativos equipadas con computadores conectados al gran fractal; en muy pocos casos todo ello relacionado directamente con las letras, situación que entonces, por razones obvias, tampoco desvelaba a los literatos de tomo y lomo.

A pesar de ello, el formato que se plasmó desde 1995 comenzó a despegar y hoy en día existen en Chile alrededor de unos 200 sitios literarios indexados en internet (1) de manera general, aun así un importante sector de académicos y escritores más viejos tuvieron y tienen serias reticencias para tomar realmente en cuenta la importancia de la literatura en línea; sus razones varían entre los extremos de la gran gama aceptable y van desde el robo y falsificación intelectual; poca seguridad de los textos en relación al peligro de que sean manipuladas “on line”; inexistencia de una forma de validación intelectual o científica que legitime los contenidos literarios vaciados en la red de redes, o algún estándar o norma en este sentido; copyright; incluso copyleft; poca seriedad y rigurosidad, ya que cualquiera puede escribir sin haber pasado por las aulas y haberse tragado durante cinco años un plan de estudios estructurado, aunque quienes lo hayan logrado en muchos casos tengan serios problemas con la creatividad o, por lo menos, con la ortografía; hasta el romántico y relativamente obsoleto argumento, de que el papel será siempre irreemplazable.

Razones que una a una han ido desplomándose con el tiempo y uso de la nueva tecnología, no sólo a causa de la peligrosa, omnipotente y omnipresente red que todo lo ventila, difunde y promueve, sino también a causa de los usos reales que tanto el público lego y el objetivo de este segmento ha dado a estos contenidos en línea; usos y argumentos que son tan serios como aquellos que se utilizan para rechazar la idea de validar la legitimidad de la literatura que circula a través de la red, pues ellos se concentran básicamente en la consulta bibliográfica; estudio y análisis literario serio de los textos on line; cita electrónica (2) y por supuesto, como debería haber sido siempre, debido también a la real calidad literaria tanto de algunas pocas publicaciones, como de algunos pocos “autores digitales” descubiertos a través de la búsqueda en la red durante estos años.



LOS CONTEXTOS DE ORIGEN

Por allá por el 2002 Juan Oyaneder, del Consorcio REUNA (3), en su investigación publicada en Universia logra establecer un par de puntos clave en la cronología sobre el origen y desarrollo de la literatura electrónica en Chile, puntos que, fungiendo además como ingredientes dan como resultado el actual y explosivo contexto literario electrónico en el país.

El primero de ellos, pero que no toca profundamente Oyaneder es la sempiterna, pero anónima actividad literaria al interior y exterior de las casas de estudio, reflejo lógico bajo cualquier punto de vista de un país con dos premios Nobel de literatura, hecho que por un lado nos manifiesta la situación más que reconocida de que en las casas de estudio siempre ha existido una actividad literaria que, aunque no se genere necesariamente en las facultades relacionadas con las letras, da como fruto una vez por lustro, a algún “autor iluminado” que se eleva por sobre el común de los mortales y por otro lado en el exterior de las casas de estudio -es decir en el resto del país- nos manifiesta el hecho de la existencia, en cualquier período o contexto histórico, de muchas organizaciones sociales, culturales y artísticas. En cada municipio, en cada región en cada población del país se genera colectiva y socialmente literatura, ya sea en forma de talleres literarios, concursos, proyectos de todo tipo orientados a la juventud, en especial aquella en riesgo social, en las cárceles etc; dicho sea de paso dichas organizaciones acuden, en muchos casos, a algunas universidades para solicitar apoyo y soporte como patrocinios o auspicios en la promoción y difusión de algunas disciplinas artísticas, entre ellas la que nos ocupa o eventos culturales generados por estas instancias; esto por iniciativa propia y en otros casos por iniciativa de las universidades que a través de sus estructuras administrativas de capacitación externa, escuelas de verano, de adultos mayores, etc. anidadas en sus políticas de posicionamiento corporativo con el objetivo de insertarse en la comunidad cercana ofrecen talleres, infraestructura y tecnología a segmentos sociodemográficos, que de otra forma, no podrían acceder a ello.

El segundo punto importante que esta vez, Oyaneder toca muy bien es el de la dificultad que existe tanto para quienes se encuentran en una institución de educación superior como al margen de ellas de publicar algún libro, obra de teatro, o literatura en general; en especial por la escasa y difícilmente accesible cantidad de recursos financieros o de instancias estatales coadyuvantes, con acceso a fondos destinados a promover el desarrollo de la literatura; con ello ni siquiera nos referimos a la escasez de convocatorias anuales para postular a recursos, pues sabido es que, entre otros aspectos, el solo proceso de fundamentar los proyectos intimida a cualquiera, sin tomar en cuenta la extensión de los formularios y la increíble cantidad de iniciativas pre-priorizadas que se presentan en donde la literatura prácticamente no tiene mucho que hacer.

Si tomamos en cuenta el hecho de que los escritores jóvenes o los valores nacientes siempre se han enfrentado al problema solos, sin una editorial o una política específica que los acompañe desde el inicio de sus proyectos confiando sólo en el talento y proyectando así las utilidades que pudieran llegar a producirse, tenemos un panorama en el que es mejor dedicarse a otra cosa, pues raramente alguien con talento puede disponer de tres millones de pesos para montar un proyecto literario completo (diseño gráfico, revisión de pruebas, preprensa electrónica, imprenta, papel y materiales de calidad, difusión y promoción, distribución, control administrativo, etc.).

Nos enfrentamos entonces a un contexto en el que un escritor ante su imperiosa necesidad de producir o publicar encuentra una opción, una plataforma nueva con muchas proyecciones, a largo plazo, es verdad, pero segura, que garantiza al menos la difusión a nivel mundial de su obra y su reconocimiento como autor, sin mencionar la gratuidad del servicio. Este contexto, por muy nuevo que sea, entrega como resultado seguro que cualquier escritor con alguna inquietud urgente no lo piensa dos veces y toma la oportunidad y a juzgar por lo visto desde 1995 año de la primera edición en línea del Ciudadano de dos Mundos de la Universidad de Concepción a la fecha, realmente se han tomado la oportunidad.

El tercer punto identificado por Oyaneder es que las universidades como poseedoras de una tecnología emergente en ese momento (1990), con infraestructura informática, servidores, laboratorios abiertos a los alumnos y a cualquier oportunidad de exploración; tecnología, por lo demás aun no muy masificada, funcionan a la vez como nichos o incubadoras de esta idea; curiosamente debemos agregar, en un porcentaje relevante de ocasiones empujados desde la base de la pirámide, no como algo prioritario a nivel de políticas institucionales o corporativas, sino como algo absolutamente “incidental”.

Para retroalimentar nuestras observaciones revisemos un poco lo que Juan Oyaneder concluía al respecto el año 2002:



“Superada ya la reticencia de los poetas hacia las nuevas tecnologías, hoy Internet es una valiosa herramienta para difundir un género eternamente desplazado por las editoriales.” “La lista de agrupaciones literarias surgidas al interior de casas de estudios es muy larga. Sin embargo, no todas contaban con el apoyo institucional, por lo que debían idear formas de financiamiento para la impresión, casi siempre artesanal, de sus trabajos. En la actualidad, con la introducción de Internet, estos grupos cuentan con una poderosa herramienta para difundir un género dejado de lado por la mayor parte de las editoriales, por una simple razón: el número de buenos poetas multiplicado por sus facturas líricas, no es proporcionalmente equivalente al número de libros de poesía que el mercado lector nacional adquiere. Ahora, si el libro es de un poeta aún no consagrado, la cosa es mucho más extrema.” “Las universidades chilenas facilitan su plataforma tecnológica para que alumnos y docentes cuenten con un canal de expresión para sus inquietudes artísticas”. (Juan Oyaneder: Universia 2002)



EL ULTIMO PARÁMETRO

Finalmente agregaremos a los contextos de origen, iniciados por Oyaneder, un último punto que facilita la aparición y la explosiva progresión de esta situación desde hace algunos años hasta ahora, el cual es la innata inclinación etárea hacia las máquinas por parte de los nuevos alumnos.

Sabido es que desde su aparición en el país en 1980 internet no era accesible a cualquiera, de hecho desde el momento en que aparece una interfaz gráfica amigable y con capacidades multimediales destinada a estimular la experimentación con nuevas formas de presentar la información al usuario en los noventa aún era accesible a un segmento muy específico y acotado; asimismo, también es sabido que dentro de ese segmento existía un subsegmento importante a nivel etáreo que le temía a la interacción con las máquinas por muy amistosas que éstas se hubiesen tornado.

A mediados de la década de los noventa, la juventud esta vez, comenzó a darse cuenta de su inclinación por esta tecnología y en el 2000 ya decíamos que los niños estaban orientados genéticamente a ella pues para éstos era muy fácil entender y manejar controles y ratón, entenderse con la interfaz gráfica de usuario, ahora perfeccionada, aún más que los antiguos con conocimiento que lamentablemente arrastraban la cadena del temor a lo nuevo.

Una ecuación de tres variables entre edad, orientación tecnológica y conocimiento dieron como resultado que los alumnos de pregrado que comenzaron a ingresar a las universidades a partir del 2001 ya manejaran, en un porcentaje relevante y con mucha ventaja visual, los tópicos básicos de esta nueva herramienta o plataforma, además sin temores, la tónica era la heurística: “echando a perder se aprende” o “aprender de los errores”.

Como dato al margen esto hizo que el uso de tecnología de desarrollo de interfaces gráficas de usuario, en los primeros años de estudio de una carrera universitaria, a nivel de desarrollo de aplicaciones básicas como sitios web, aplicaciones tipo Clic, Macromedia con su suite de desarrollo para internet, y Authorware u otras, ya no se encontrara acotado al ámbito específico de los estudiantes de ingenierías, de informática, o de diseño, sino que se ampliara a otras carreras, entre ellas las pedagogías, periodismo y por supuesto aquellas que entregaban literatos al país.

Antes de ellos, docentes y técnicos enfrentándose a una nueva ola, habían ingresado al sistema abriendo caminos que posibilitaran la apertura a nuevos campos, especialmente el desarrollo web. Precisamente entre 1999 y 2002 las publicaciones electrónicas de literatura comenzaron su asentamiento y progresión Geométrica.

Hoy en día el panorama literario electrónico, universitario en especial, debe su crecimiento, continuidad y proyección a este perfil joven orientado tecnológicamente que ingresó a instituciones que certeramente - voluntariamente o no - pusieron a su disposición nuevas tecnologías, nuevas herramientas, nuevas plataformas.

Las ideas ya estaban trazadas en algunos casos, en otros, las trajeron ellos.



LA INDEXACION

En Chile, Conicyt,es quien otorga un número de serie a cada publicación que lo solicite con identidad clara y formal, que cumpla ciertos estándares y requisitos de periodicidad, calidad e identificación precisa de sus editores responsables, esto trae como beneficio, entre otras ventajas, a la publicación figurar como una opción válida a la hora de ser revisada por los lectores o ser una alternativa seria de análisis o difusión literaria. En sus bases de datos encontramos alrededor de cuarenta publicaciones literarias chilenas exclusivamente, algunas de ellas son en línea.

Por otro lado tenemos a Webstat4u quien luego devino en Motigo, institución en un principio, con fines de lucro y cuyo objetivo era proveer de contadores de visitas a sitios web, luego con el pasar de poco tiempo, como ocurre en internet normalmente, todo cambió, y se proyectó con nuevos servicios, entre ellos entregar estadística y es así como los datos de su servidor nos indican que en Chile a la fecha hay 141 sitios indexados con ellos relacionados directa o indirectamente con literatura electrónica, sitios formales, informales, blogs, páginas sueltas, periódicos, portales y nukes (invision, phpbb2) etc.

Si bien es cierto existen otras organizaciones o instancias que indexan la vida de la World Wide Web en Chile, también es cierto que un porcentaje muy reducido es el que se maneja en las bases de datos de todo el conglomerado indexador, siendo este un fenómeno a nivel internacional.

Muchas son las estructuras en línea que no se indexan ya sea prescindiendo voluntariamente de ello o porque a los indexadores lisa y llanamente no les interesa indexar contenido no relacionado con sus temáticas específicas, de hecho en Chile no existe un ente indexador electrónico específicamente literario que se preocupe al 100% de mantener una base de datos con las publicaciones electrónicas del área, generar estadística, establecer proyecciones, implementar estándares, promover, difundir y hacer investigación al respecto; es verdad que existe Conicyt, pero sus roles y objetivos no están orientados específicamente a ello sin contar el hecho de que es multidisciplinario y por lo mismo no da cuenta a cabalidad del fenómeno.

Concluyendo esta idea podemos decir con propiedad entre otras cosas que, por un sitio literario indexado debe haber una cantidad impresionante de otros sitios que no se encuentran en ningún index.



LA CLASIFICACION

Hoy en día y a estas alturas es prácticamente imposible y de locos el tratar de hacer un estudio estadístico sobre la literatura en línea en Chile, por lo menos sin invertir una cantidad importante de recursos, ya que no solamente existen sitios formales de literatura y toda su variedad, sino también sectores de internet no accesibles a cualquiera, además de millones y millones de páginas personales que de alguna forma incluyen las inclinaciones literarias de sus dueños o autores, sea en una página secundaria dedicada a ello y comúnmente llamada “mis poemas” sea en la totalidad del sitio; o algún admirador que reescribe a sus autores favoritos; sin mencionar algunos “bromistas” que arrojan al aire una página única con poemas o cuentos, sin dirección, sin nombre, sin referencia, como una botella con un mensaje en medio del océano índico.

Esto hablando de sitios fácilmente “encontrables” por el hecho de estar indexadas de alguna forma, ya sea por Conicyt o webstat4u, pero todo lo anterior se convierte en una verdadera locura si tomamos en cuenta, como decíamos al principio, el hecho de la existencia de un internet cerrado y un internet oscuro (hasta el momento estamos hablando sobre lo que se considera internet abierto).

En el primero la indexación es casi imposible hasta ahora, nada que agregar sobre el análisis.

En el segundo la millonaria cantidad de sitios también debería ser analizada pues a pesar de su orientación es una opción de literatura legítima bajo cualquier punto de vista, trabajo obviamente imposible hasta que se diseñe una herramienta indexadora más integral.

Desde páginas sueltas que incluyen eventualmente poemas y cuentos, pasando por boletines electrónicos de eventos artísticos y culturales en donde lo literario es un anexo, navegando por las sólidas o tranquilas aguas de algún portal literario, cruzando frente a las serias y académicas bahías de publicaciones electrónicas formales de difusión y análisis universitario de la literatura en línea, hasta ingresar a los ríos de los actuales blogs, que más de una sorpresa nos han arrojado al rostro, podemos observar una increíble variedad de formatos literarios digitales, así como también extravagantes ideas de cómo ser escritor posteando un par de páginas pagadas de su bolsillo en algún portal y desplegando los escritos que desde la adolescencia hasta los 80 años fuimos guardando bajo siete llaves con celoso tesón, al margen obviamente de la calidad, que como componente no interesa mucho si nuestros sueños fueron siempre ser inmortalizado.

Tengamos o no talento, la fama al fin ha llegado fácil a nuestros pies gracias a la red de redes o el nodo de nodos.

Aun así podemos categorizar de una forma bastante empírica, pero efectiva, las letras que están en este fractal llamado Internet.

· Sitios personales entre cuya estructura hay una o dos páginas con poemas personales y cuentos de adolescencia, sin mayor relevancia a nivel de calidad literaria, salvo muy microscópicas e infinitesimales excepciones. En esta opción debemos aclarar que existen también sitios personales que están dedicados completamente o de manera importante a la literatura, ya sea personal o haciendo referencia a autores ya conocidos.

· Boletines o publicaciones culturales y afines que incluyen la poesía y literatura en general como una de sus secciones secundarias, la mayoría de las veces consignada como eventos o efemérides.

· Webs de librerías y editoriales que poseen secciones de crítica literaria y en algunos casos incluyen algunos extractos de obras de sus autores con fines de promoción.

· Software sobre autores y que también son susceptibles de ser publicados, visualizados y navegados a través de la World Wide Web.

· Revistas electrónicas formales seriadas y por lo general, anexos de una universidad cuya plataforma tecnológica es utilizada para fines corporativos en que en el menor de los casos la literatura, su promoción, su explotación o difusión son considerados una “política corporativa o institucional” (4) .

· Portales literarios basados en software tipo “invision” y afines híbridos bajo servidores con php, apache, mysql y obviamente -u óptimamente- corriendo bajo los demonios de linux.

· Blogs o Weblogs y Wikis.

A partir de ahora nos enfocaremos exclusivamente en los segmentos de revistas literarias universitarias formales (temática específica y seriadas) y los weblogs.

En el primer caso por considerar la seriedad y el trabajo sistemático como elementos importantes a la hora de analizar la relevancia, constancia y rigurosidad de una publicación que se mantiene y proyecta en el tiempo y el ciberespacio.

En el segundo caso por considerar al segmento de los blogs una nueva forma o herramienta enfocada al usuario lego, cuyo poder reside en poner letras en el aire como una vitrina de una manera muy amistosa que está dando sus frutos sin haber tenido nunca pretensiones de ser considerada en algún momento un espacio clave o formal en la literatura, pero que, por lo que hemos visto, se proyecta como una forma novedosa, válida y de asombrosa calidad en algunos casos, por ahora muy puntuales y específicos, no por la herramienta en sí, sino por el uso que le han dado algunos pocos usuarios que han demostrado ser con creces verdaderos escritores innatos, cigarras que durante años estuvieron escondidas bajo el suelo fértil de la tranquilidad, alejadas de los circuitos literarios “in”, pero que han emergido con fuerza gracias a esta herramienta y facilitados por el actual contexto literario electrónico.

No haremos un análisis detallado de cada una de las publicaciones, sitios, blogs o autores y sus historias, menos aun de todas las existentes, pues el objetivo del presente artículo no es precisamente ese, sin embargo entregaremos datos globales y que son o deberían ser considerados importantes por quienes se inician en el análisis de esta disciplina. Nos centraremos para ello en los dos repositorios de literatura en línea y que aplican parámetros de arquitectura de información más importantes del país: la Universidad de Concepción y la Universidad de Chile.



SERIADAS Y FORMALES

La Universidad de Chile en la década de los noventa se convierte en la decana de las publicaciones electrónicas no solamente por el hecho de ser junto a la Universidad de Concepción la que más tempranamente utiliza la plataforma tecnológica para poner en vitrina la literatura producida en sus aulas -pues esta última comenzó a publicar en línea un poco antes- o para recrear y mantener vigente la literatura de autores consagrados, sino también por el número de publicaciones posteadas casi simultáneamente y en las que se percibe un proceso dirigido lo que nos indica un esfuerzo de equipo o corporativo, un proyecto en que por lo menos se nota una política de desarrollo de publicaciones electrónicas en el área de la literatura especialmente, o un esfuerzo grupal, de equipo pero centralizado alrededor de políticas bien definidas, denotado esto por la calidad de sus publicaciones, su temática orientada y su continuidad en el ciberespacio.

Desde el año 1996, hasta donde sabemos, comienza su periplo con publicaciones como:

1996.- “Pares cum paribus”, Facultad de Ciencias Sociales.

1996.- “Cyberhumanitatis”, Facultad de Filosofía y Humanidades.

1999.- “El autor de la semana”. (Sin datos de origen disponibles aún). “Los náufragos”(Sin fecha ni datos de origen disponibles aún).

“Retablo de literatura Chilena”(Sin fecha ni datos de origen disponibles aún).

La Universidad de Concepción, por otra parte, inicia en 1995, semanas antes que la Universidad de Chile su aventura con la publicación:"El ciudadano de dos mundos” de la cual se publicaron 10 números en papel y tres en línea hasta ahora, el primer número en línea fue lanzado en febrero de ese año en la Facultad de Ciencias Sociales. En este caso sí es destacable el hecho de que, al contrario de la Universidad de Chile, es un esfuerzo no centralizado, ni de equipo, ni de políticas corporativas, sino de iniciativas individuales.

También al contrario de la Universidad de Chile, en la frecuencia de apariciones de estas iniciativas, en el caso de la Universidad de Concepción vemos espacios de muchos años entre el nacimiento de cada una de ellas, lo que nos corrobora el hecho de que no es un trabajo proyectado, planificado o concertado. De la misma forma percibimos el hecho de que las Facultades de Ciencias Sociales de ambas universidades tienen un rol preponderante en la generación de este tipo de iniciativas correspondiendo a las facultades de letras o humanidades el trabajar sobre la literatura en línea, al menos por un asunto de semántica.

1995.- “El ciudadano de dos mundos”, Facultad de Ciencias Sociales.

1999.- “Litterae”, Facultad de Humanidades y Arte.

2000.- “El amante de la China del norte”, Facultad de Humanidades y Arte.

2004.- “Níbula”, Facultad de Humanidades y Arte.

2005.- “Númina” Facultad de Humanidades y arte.

Destacable es el hecho de que ambas universidades cumplen con orientaciones y parámetros de Arquitectura de Información, aunque los aplican a un nivel básico, pues poseen una sección específica de publicaciones electrónicas, en la que es muy fácil encontrar lo que se busca, eso no se ve en otras universidades en línea y para rastrear sus publicaciones fue necesario un gran esfuerzo. Por otro lado ambas universidades registran algunas de sus publicaciones en Conicyt por la serie ISSN, aunque en el caso de la Universidad de Chile es más completo, pues las mantiene en las bases de datos de otras instancias también, es curioso pues aquí se detecta nuevamente un esfuerzo corporativo por parte de esta universidad de mantener sus publicaciones, además de seriadas cumpliendo con estándares nacionales e internacionales en beneficio de usuarios y universidad.



LOS BLOGS

Desde la aparición de esta modalidad de posteo en línea, muchos son los que se han alineado a favor de la idea de que es lo mejor que ha sucedido, la publicación en web es accesible a todo público y dentro de ello no sólo a los iniciados que con complejas herramientas creaban universos on line, sino también para los legos, quienes con un par de pasos y unos diez o quince minutos conectados tienen montadas sus estructuras en red y pueden comenzar a llenarla con lo que deseen, fotos, música, video, texto. En un primer momento no hubo revuelo, pero hoy en día el furor apaga las voces incluso de quienes son sus detractores.

Las crónicas personales en donde cada autor, creador, dueño o lo que sea registra sus pensamientos y reflexiones ha ganado terreno de una forma que no se previó. Su característica claramente al ser una crónica en línea es que lo personal es lo primario y lo anexo la literatura -cuando la hay- pero la sorpresa es en variadas ocasiones hay una inversión d eroles, si bien la temática de todo es la narración de la intimidad, la expresión de la individualidad o la instrospección, algunos bloggers se encargan de registrar todo aquello, pero lo registran con estilo, bella y profesionalmente narrado.



CONCLUSION

La Literatura en línea no es un nuevo tipo de escritura que sacude el ambiente desde el 95 en Chile, tampoco es una revolución en que escritores son sus adalides o iluminados santones, la literatura es lo que siempre ha sido pero hoy en día y en estos términos literatura en línea puede ser conceptuada como todo aquel texto literario que puede ser puesto en red y a través de ésta ser accesada, compartida, leída y eventualmente puede ser también interactiva con otros nodos (users, lectores) las 24 horas del día siete días a la semana.

Es un fenómeno que se materializa desde el momento en que aparecen las redes de datos a nivel mundial, sin embargo no se da en todos los continentes con la misma fuerza que se da en Europa (España) y Latinoamérica (Chile). En este mismo sentido en Chile desde el momento en que los primeros usuarios comienzan a conectarse a las redes base (pantallas negras, texto verde) en las postrimerías de la década del 80 es posible detectar ya algunas intervenciones en este sentido a través de telnet y otros servicios antiguos de comunicación en red.

Aun así no es sino hasta 1995 con la aparición del “Ciudadano de dos mundos” en línea aprovechando las nuevas resoluciones, con un ancho de banda suficiente, y prestaciones que permitían la inserción de fotos y texto formateados por un sw anexo y utilitario del navegador (Aol press, Comunicator) es que aparece la primera conceptualización seria de revista literaria en línea o literatura en línea propiamente tal, imágenes y texto orientados a un solo objetivo: ampliar los soportes literarios, proyectar la literatura al infinito y para siempre, eternizarla y hacerla omnipresente, panóptica, liberar un arma peligrosa para preservar la especie.

Con un crecimiento explosivo no sólo cuantitativamente, sino también cualitativamente el fenómeno asciende progresiva y geométricamente; como por arte de magia se empodera de nuevos formatos, se transparenta y confunde, cambia de aspecto, muta como un virus que parece no tener fin, sin fronteras y sin centro; como una caja de pandora recién abierta cada segundo que transcurre tiene más opciones de agigantarse.

Quienes, percibiendo el valor histórico de esta hazaña, la liberan son, al menos en parte, dos universidades chilenas, con políticas centralizadas y estratégicas y sin ellas, compitiendo la Universidad de Concepción y la Universidad de Chile, sus equipos preparadísimos en el contexto de grandes proyectos y las individualidades sin recursos, pero con la innovación en mente, una historia digna de ser contada y escuchada, con sus tropiezos y aciertos, con sus propios héroes y antihéroes; en realidad es -como en la mejor ciencia ficción- lo que es, fértil literatura en una fértil provincia.



Notas

1.- Sitios que han sido indexados por webstat4u, estándar de medición de visitas, y que categoriza sus contenidos por tema y por Conicyt Chile, que en su base de datos en línea consigna a revistas seriadas con ISSN a alrededor de cuarenta publicaciones, algunas de ellas en línea.

2.- La tendencia indica que cada vez más los sitios literarios “on line” son citados como bibliografía, de hecho existe una norma internacional que estandariza la manera de citar documentos electrónicos (ISO 690-2so/tc 46/sc 9 /1997).

3.- Universia 21/02/2002 Literatura universitaria en Internet: versos virtuales2002.

4.- En este segmento está también la contraparte: es cada vez más perceptible el hecho de la aparición de portales y revistas formales independientes, que no pertenecen a instituciones de educación u otras y cuyo objetivo es producir, promover, difundir literatura y literatos con fines desde filantrópicos hastade lucro, lo cual obviamente en este contexto no es condenable en absoluto.

5.- Recordemos que por un sitio indexado debe haber muchos sin indexar en la misma temática y muy probablemente conla misma o superior calidad.
Modificado el ( jueves, 20 de marzo de 2008 )

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Si tienes una manzana y yo tengo una
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