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jueves, 18 de junio de 2009

Tecnologías de la información en Chile: un potencial que no despega



Aunque Chile exhibe la infraestructura de telecomunicaciones y los sistemas de pago electrónicos más avanzados de América Latina, goza de una estabilidad económica y política sin par y ostenta las tasas más altas de computadores personales y penetración de Internet en la región, la inversión en tecnologías de la información (TI) y su uso como herramienta de gestión no muestra el mismo dinamismo. Esta circunstancia está obligando al Gobierno y al sector privado a tomar cartas en el asunto, con el fin de disminuir la brecha digital, impulsar el comercio electrónico y acercar a Chile a los estándares de inversión de los países más desarrollados.



Fruto de la temprana liberalización y el fuerte desarrollo de las telecomunicaciones durante la década de los 90, junto a los recientes avances en materia de ‘gobierno electrónico’, hoy en día cualquier empresa chilena puede pagar las cotizaciones de sus empleados, revisar las cuentas corrientes y pedir préstamos bancarios a través de Internet. Por la misma vía, pero en otro servidor, puede pagar sus impuestos, tramitar permisos y participar en subastas públicas, intercambiar información comercial, cotizaciones, especificaciones técnicas con clientes y proveedores, subcontratar aplicaciones, alojar y procesar bases de datos remotas y formar parte de un e-marketplace dentro o fuera del país.



Sin embargo, analistas y académicos sostienen que la oferta para una gestión más eficiente se está quedando, por ahora, en mera teoría y no hace honor al lugar número 28 que ocupa Chile en el respetado E-readiness ranking de Economist Intelligence Unit (EIU), estadística que evalúa a las naciones según su potencial de desarrollo del comercio electrónico, y que sitúa a Chile en la mejor posición dentro de los países latinoamericanos, seguido por México, que ocupa el puesto 30.



De acuerdo con un reciente informe del Centro de Estudios de la Economía Digital de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), aunque un 69% de las empresas chilenas está conectada a la red, los usos de la tecnología digital son más bien básicos: sólo un 25% cuenta con un sitio web, un 11% lo utiliza como plataforma de ventas, y un 16% para comprar y relacionarse con sus proveedores.



Estas cifras están lejos de países como Suecia y Alemania, donde casi todas de las empresas están conectadas, más del 80% tienen sitios web y cerca del 40% realizan ventas on line. En Estados Unidos, el 56% de las empresas compra por Internet, porcentaje que se eleva hasta el 70% en el caso de Suecia, según los datos de CCS.



Divorcio entre las TI y la creación de valor

George Lever, gerente de Estudios de CCS, explica que uno de los principales motivos de los bajos números chilenos es la falta de visión de los empresarios y gerentes no tecnológicos de compañías locales, “que no han percibido la creación de valor” implícita en el empleo de las nuevas tecnologías.



“Las tecnologías de la información son visualizadas como complejas y caras. Las empresas no ven incentivos para incorporarlas a sus procesos, porque no las entienden como una herramienta estratégica de desarrollo de negocio”, sostiene Lever.



Ricardo Stevenson, gerente general en Chile de la consultora International Data Corporation (IDC), sostiene una opinión similar al señalar que pese a que este país posee la mejor infraestructura para el desarrollo de Internet “esto no se manifiesta en el uso más inteligente de toda esa tecnología, como sí ocurre con los vecinos Argentina y Brasil”.



“Como ejemplo cercano, una mayoría de los comercios de Buenos Aires utilizan la tecnología Internet en sus procesos de ventas y eso aún no lo observamos acá en Santiago”, se queja Stevenson.



Para el ejecutivo de IDC, ese empleo no inteligente de las TI es todavía más evidente en las pequeñas y medianas empresas (pymes) chilenas. “Existen estadísticas que señalan que sólo un 18% de esas empresas utilizan algún software de administración, mientras la mayoría restante emplea sus terminales como meros procesadores de texto y con algunas aplicaciones Excel. Definitivamente, están lejos de convertirlos en una herramienta de gestión para manejar eficientemente el negocio”, acusa.



A esa subutilización, Lever añade que existe una barrera cultural. Ésta surge al analizar estudios donde muchas empresas responden que la tecnología “no les interesa o no les parece necesaria”, seguido de la falta de preparación del personal o la desconfianza que producen genéricamente las TI.



Escaso carácter emprendedor

En contraste con sus pares de países vecinos, los analistas coinciden en que las pymes chilenas se enfrentan una problema adicional para incorporar con rapidez las nuevas tecnologías en sus procesos productivos: la necesidad de ser más competitivas para enfrentar los escenarios que se abren con los Tratados de Libre Comercio (TLC) suscritos recientemente con la Unión Europea, Estados Unidos y Corea del Sur.



“En Argentina o Brasil, las empresas de menor tamaño están más orientadas a competir en el mercado local o intrarregional, pero sabemos que es un escenario muy diferente al que se enfrentan las firmas exportadoras de Chile”, explica José Miguel Benavente, profesor asistente del Departamento de Economía de la Universidad de Chile.



¿Pero todas las empresas deben necesariamente incorporar las TI? Para Benavente, la respuesta es no. El académico considera que la paradoja no es más que el costo del aprendizaje. “Asumir las TI es un proceso complejo. Muchas empresas no ven beneficios tangibles y todavía existe desconfianza sobre todo en el B2B (Bussines to Bussines). Además, es un hecho que no todas las compañías requieren invertir en TI porque están en un rubro más tradicional”, aclara Benavente.


Otro factor que afecta al desarrollo de las TI es el escaso carácter emprendedor.



Este país está "muy bien posicionado” en sus índices de estabilidad económica y política, plataformas de comercio electrónico y digitalización, señala José Miguel Piquer, director del Departamento de Ciencias de la Computación (DCC) de la Universidad de Chile, “pero resulta contradictorio que no haya grandes tomadores de riesgo e inversores dispuestos a entrar en otros segmentos que no sean los tradicionales”, generalmente asociados en Chile a materias primas y recursos naturales.



El profesor Piquer explica que este conservadurismo inversor responde a la ausencia de referentes. “En Chile no existen ejemplos de gente que haya inventado un avance tecnológico trascendente y que, por ese motivo, se haya convertido en millonario”, apunta.



A todo esto Piquer añade el desencuentro que a menudo se observa entre emprendedores e inversores de riesgo: los primeros se quejan de que no les llegan recursos y los segundos de que no surgen buenos proyectos. “Es el dilema del huevo o la gallina”, explica.


La Agenda Digital

El lento avance de las TI en Chile terminó por ser considerado una prioridad tanto por el Gobierno y como por los actores privados, que han aglutinado objetivos en el acuerdo bautizado como Agenda Digital. Esta iniciativa busca “convertir a Chile en un país digital en 2010”. Para conseguirlo se decidió avanzar en una nueva etapa de interoperabilidad de los servicios públicos, poniendo especial énfasis en optimizar la atención a las necesidades de las empresas y ciudadanos.



Otro aspecto que pretende consolidar la agenda son las leyes y normas vigentes con el objetivo de fomentar la eficiencia mediante procesos digitales, tales como la factura y la firma electrónicas.



A pesar de las trabas, Lever considera que no es difícil eliminar la barrera cultural que ha impedido una implementación masiva de las TI en Chile. El desafío, añde, es crear un ambiente que fomente su uso y por eso ve con optimismo las responsabilidades que las propias compañías y el Estado han concordado en la Agenda Digital.



Para el analista de CCS, un aspecto clave es el surgimiento de más actores dominantes, como la plataforma electrónica diseñada por el estatal Servicio de Impuestos Internos (SII) para la declaración y pago de impuestos a través de Internet, al que califica como un claro impulsor del crecimiento de las TI en Chile, “ya que los beneficios en términos de costos y ahorro de tiempo son evidentes y se constituye en un elemento capaz de superar la barrera cultural a través de su efecto multiplicador”.



Lever y Stevenson coinciden en destacar que ésta es un área en la que las empresas chilenas lideran la escena digital mundial. Según datos de CCS, el 49% de las compañías chilenas utiliza la herramienta del SII, un porcentaje muy superior al de sus dos inmediatos competidores Francia (18%) y Australia (16%).



Stevenson también resalta el portal Chilecompras, el sistema de contratación y compras públicas, una plataforma que obliga a todos los proveedores del Estado a participar en las licitaciones en forma electrónica. “En otras palabras, si no estás en línea, quedas fuera del negocio. Así de simple”, sentencia el ejecutivo de IDC.



En la actualidad, chilecompras.cl cuenta con 29.000 proveedores válidamente inscritos, donde el 58% de las adquisiciones son informadas a través del sitio web.



Considerado uno de los iconos de la economía digital por el Gobierno, la factura electrónica comenzó a operar como modelo piloto a mediados de 2002. Hasta agosto último, el SII había recibido 1,7 millón de documentos tributarios electrónicos, lo que representa aproximadamente el 1% de los documentos tributarios que se emiten trimestralmente.



El análisis elaborado por CCS prevé que para fines de 2005, cerca del 40% de los documentos tributarios chilenos sean emitidos electrónicamente. No obstante, para que esto ocurra, el modelo de facturación electrónica deberá crecer a tasas anuales del 370%; es decir, se deberá casi cuadruplicar anualmente.



Según Lever, si se concretan los cambios en el entorno regulatorio y se avanza en una segunda fase que establezca los procedimientos de presentación de pruebas electrónicas ante tribunales, aplicaciones como la factura electrónica “contribuirán a dotar de sentido y a masificar el modelo de certificación y de firma electrónica”.



Objetivo: doblar la inversión

Las metas de los involucrados en la Agenda Digital chilena son ambiciosas. Andrés Navarro, presidente de Sonda -la mayor exportadora de software de América Latina y a cuya propiedad ingresó recientemente el gigante Intel- llamó, en un reciente encuentro del grupo, a “duplicar la producción tecnológica nacional hasta llegar a tener un porcentaje del PIB equivalente al del vino o de los salmones (los productos de exportación estrella de Chile, junto al cobre)”.



Para conseguir este objetivo, Navarro ve un rol primordial el uso del capital riesgo. No obstante, el empresario advirtió que estos fondos no han sido aprovechados en su totalidad “por falta de ideas y proposiciones”.



En esta línea, desde el sector académico han surgido iniciativas que pretenden captar el interés de los inversores en capital riesgo. Se trata de las llamadas incubadoras de negocios, donde las universidades de Chile y Adolfo Ibáñez -con Access Nova y Octantis, respectivamente- destacan con unos 20 proyectos innovadores en incubación cada una y con promedios de inversión inicial en torno a los 200.000 dólares.



Actualmente, la industria TI representa en Chile un porcentaje cercano al 1,2% del PIB, porcentaje que está en línea con la inversión que se hace en el sector y que no difiere de los valores que presentan mercados como los de Argentina y Brasil. Sin embargo, todavía está lejos de alcanzar el 3,5% del PIB anual que invierten en TI las naciones más ricas.



Según la Asociación de Empresas de Tecnologías de Información (ACTI), es posible fomentar el desarrollo de la industria chilena de TI para que alcance al 3,8% del PIB, así como la exportación de tecnologías. La entidad ha propuesto como objetivo llegar a 2010 con ventas al extranjero por valor de 1.500 millones de dólares.



¿Y eso cómo se logrará? La Asociación plantea enfocarse en nichos de negocio donde Chile podría crear ventajas competitivas. A priori se han definido cuatro posibles: outsourcing de software, desarrollo de tecnología asociada a clusters (o consorcios de exportación), servicios habilitados por sistemas digitales y soluciones TI para el resto de América Latina.



Desde la perspectiva del Gobierno, se otorga especial importancia los TLC que ha suscrito Chile, gracias a los cuales se espera que el país reciba una nueva ola de inversiones privadas de alta tecnología.



En opinión de Lever, Chile no sólo debe acercarse a los porcentajes del PIB de los países desarrollados, sino también superarlos para hacer frente a la brecha digital. “Es un factor crítico que implica mayor competitividad. Tenemos una brecha que romper y más todavía considerando que estamos interconectados al mundo”, indica.



El profesor Piquer también vislumbra un mayor dinamismo. “En Chile tenemos un potencial muy grande y, como hemos señalado, de alguna forma no aprovechado. La economía digital chilena tiene capacidad para competir de igual a igual con naciones fuera de América Latina y de un nivel tecnológico similar al nuestro, como Polonia, la República Checa, Israel y Grecia”, señala.



El mejor ambiente también se basa en la evaluación que hacen las empresas del uso de Internet que, conforme a lo que se señala CCS, “es bastante favorable”. Un 66% de las empresas conectadas considera que ha obtenido aumentos de eficiencia, un 57% ha incrementado su productividad gracias a Internet y un 49% declara haber obtenido reducciones de costos. “Más aún, el 40% de las empresas ha aumentado su participación de mercado y un no despreciable 33% ha registrado aumentos de ventas asociados al uso de herramientas TI”, concluye el estudio.



El optimismo en el futuro cercano de la economía digital también se observa en el entorno de la región. La consultora IDC espera que los mercados de las TI de América Latina crezcan entre el 6% y 7% durante el año 2004. En promedio, la inversión en TI en América Latina en cada país representa cerca de 1% o 2% del PIB, con Venezuela en el extremo inferior y Colombia en el superior.


Publicado el: 17/12/2003

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